martes, 26 de agosto de 2008

Relato claramente trascendental

Me contó mi tía que una amiga suya le contó que:
Pongamos, Lucía. Lucía había adquirido como mascota una serpiente. La tenía en su casa paseando libremente como gato o perro cualunque, animal que cualquiera adquiere en la veterinaria “amiga”. Le daba hamsters para saciar sus ansias hambrientas y ella felizmente rondaba el departamento con ambiciones exploratorias. Hasta que un día, Lucía, comenzó a sentir que su compañera de cuarto tenía reacciones paranormales, fuera de lo esperado o de lo admisible. Dejó de comer y de pasearse por el ambiente y se encontraba a un costado, contra la pared estirada absolutamente sin moverse ni para parpadear. Su dueña comenzó a inquietarse y decidió consultar al veterinario. Y acá viene la parte que importa. El señor con aires de grandeza y una compasión quizás simulada le dice: “Señora, menos mal que trajo al “cernícalo animalito” a tiempo… la serpiente, la estaba midiendo”. LA ESTABA MIDIENDO. Para el que no entiende, creo que no entran aquí explicaciones, pero aclaro, el dinosaurio estaba planeando un plan estratégico para comerse a su dueña.
Y claro, bien merecido se lo teñía, quién es capaz de encerrar a un animal de esa índole en un departamento diseñado para personas cercadas en la inmensidad de la city porteña.

2 comentarios:

matutito dijo...

mi amigo fornaca tiene muchas serpientes o víboras (no se bien cual de las dos)y animales de ese estilo en su casa. les da de comer ratitas y las quiere mucho (a las ratitas no eh)
pero definitivamente no las deja libres por la casa, las tiene en peceras grandes, con luces violetas y frio y calor de mentira.
ahora, donde está el antagonista, el conflicto y todo lo demas, no tengo ni la más pálida idea

pipi dijo...

jajaja es trágica esa historia caty!
mirá si la serpiente se iba a conformar con unos míseros hamsters teniendo entrada, plato principal y postre al alcance de la mano jaja